Con este dicho popular, quiero reflejar de una manera muy expresiva, el poder que tenía el Santo oficio sobre la población, y sobre todo en Literatura, Arte, Historia, etc., equiparando el poder del rey, siendo el del rey en aquella época, un poder absoluto de origen divino.

2. Literatura: en el punto de mira

A continuación, trataré del control ejercido por el Santo Oficio sobre la literatura propiamente dicha, una de las más importantes parcelas del producto intelectual, de la cultura de todo país. La Inquisición llevó a cabo una represión ideológica y cultural, asociada a su faceta más llamativa: la condena, prohibición y persecución de libros y lecturas.
Pero, ¿cómo se llevó a cabo tal represión? El libro prohibido era un hereje mudo y su autor otro. Se ejercía un doble ejercicio de control uno sobre el libro y otro sobre el autor. Además de la autocensura del escritor o haciéndole cambiar el texto original, se produce una censura física del propio texto. Así aparecen diferentes métodos de censura y control como son: cubriendo el texto y recortando o tachando el texto censurado.
Ahora bien, el primer género literario que no goza de las simpatías censoras de los inquisidores es el teatro. Es natural, pues no hay en España novela propiamente dicha hasta las Ejemplares y El Quijote y el Guzmán de Mateo Alemán; ni en Europa, si se exceptúan ciertos cuentos que no llenan el concepto que actualmente de ella tenemos. 
Por tanto, el teatro renacentista va a ser, pues, la primera víctima literaria de la criba censora de la Inquisición, en ocasiones realmente cruel.
Respecto a la poesía y la novela, la Inquisición mostró mayor benignidad. A excepción de versos excepcionalmente rijosos o letrillas satíricas del tipo quevedesco o gongorino, los poemas no le ofrecen sino esquivo blanco al furor prohibitorio o a la tijera y el tachón.
En todo caso, normal debe parecer que la Inquisición no aspirara nunca a dictar estilos ni a imponer o suprimir modas literarias, por más que censores y calificadores tuvo el Santo Oficio que se propasaron en el cometido de su función, que debió siempre ceñirse al control de la literatura en el campo de la fe y de las costumbres, y más de una vez expresaron sus preferencias en un campo en el que, si bien quizá cultos o al menos enterados, ni les asistía una competencia reconocida.
 
Bibliografía
Alcalá, A. Literatura y Ciencia ante la Inquisición Española. Ediciones del Laberinto, 2001, Madrid.
Casado Arboniés, M. Escrituras silenciadas en la época de Cervantes. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá, 2006.
Chevalier, M. Lectura y lectores en la España de los siglos XVI y XVII. Turner, 1976, Madrid.